Turno 2

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Capítulo V. Hace cinco meses.

- ¿Te ayudo? – se ofreció Agus, estirando la mano hacia Tajuru. Ella se quedó de brazos cruzados, negando con la cabeza.
- No pienso subirme de nuevo a esa cosa, ni loca. Todavía tengo pesadillas.
- Bueno, venga, hazlo por mí.
- Cállate – Tajuru aceptó la mano, pero la de Shagga, que se había asomado también para ver por qué se retrasaban tanto.

Un momento después el helicóptero ascendía en el aire. Rápidamente los edificios se hicieron pequeños bajo sus pies y Tajuru cerró los ojos. Tras aparecer Calamity había dado vueltas a bordo de aquella cosa hasta que se quedaron sin combustible, agarrada a los mandos como si aquello fuera a sostenerla en el aire en caso de que el helicóptero cayera. Inexplicablemente el aparato había acabado aterrizando limpiamente sobre la azotea de un edificio, y un sonriente Svg les había dado la bienvenida a la tierra firme. Había algo raro en aquel chico. Muy raro.

Ahora sobrevolaban la ciudad, dirección a las afueras, donde sus investigaciones señalaban que podían encontrar información acerca del Épico que se había hecho con el control de Los Ángeles. Se hacía llamar Lynch, y cuando alguien apuntaba un arma de cualquier tipo hacia él, esta dejaba de funcionar inexplicablemente.

- Es ahí – dijo Lann señalando con un dedo hacia un edificio aparentemente igual que los que tenía alrededor -. Gerold dice que hay quien pone demasiado empeño en que nadie se acerque más de lo debido.

Shagga hizo aterrizar al helicóptero sobre un edificio cercano. Varios minutos más tarde todos se encontraban observando la entrada a su objetivo. Theon analizaba los datos que aparecían en la pantalla de un pequeño aparato.

- No detecta a nadie por aquí cerca. El camino está libre.
- Un momento – Lann se detuvo en cuanto hubieron atravesado el umbral. Se volvió hacia Aditu, la que se encontraba detrás de él -. ¿No notáis nada? Aquí hay alguien.
- ¿Y cómo sabes eso? – le preguntó Theon -. Ya he dicho que el zahorí no da ninguna se…
- Bah. Yo no me fío de esos aparatejos – comentó Shagga. Luego señaló a Lann -. Pero creo que tú, amigo, has visto demasiadas películas. Esto está desierto. Me quedo aquí vigilando.
- Yo también – dijo Aditu.

Casi como por respuesta les llegó un sonido de pisadas frente a ellos, procedentes de las escaleras que conducían al piso de arriba. Tras ello pudieron escuchar algunas voces que susurraban muy rápido.

- Sssssh, ahí hay alguien.
- ¿Otra vez las alucinaciones? Tío, tienes que mirarte eso porque yo también quiero flipármelo com…
- ¡Ahora no! ¡Pégate a la pared!
- ¿Quién está ahí? – gritó Agus. Encendió su linterna y apuntó hacia las escaleras mientras Theon apuntaba hacia allí con su pistola. Tres figuras les observaban desde allí arriba.

- ¿Sois los buenos? ¡Son los buenos, Sads! Han venido a rescatarnos. Dile a Nod que son los buenos. Creo que yo no le caigo bien.

El que parecía ser Nod puso los ojos en blanco ante el comentario y decidió acercarse al grupo, con las manos en alto.

- No sé quiénes sois, pero tenemos que salir de aquí. Lynch está cerca. Hemos escapado de milagro. Deberíamos separarnos en dos grupos, por ejemplo.
- ¿Y la información? – preguntó Tajuru.
- Alguien ha debido de soplarle que nos pasaríamos por aquí – comentó Lann -. No debemos arriesgarnos. Hay que volver, y planearlo mejor. No todo está perdido, al menos ahora sabemos que estamos tras la pista. Vamos.

Justo cuando todos se giraban hacia la salida pudieron escuchar gritos y ante el horror de todos, un par de disparos. Tras unos momentos de shock echaron a correr hacia la puerta. Se encontraron con Aditu tendida sobre un gran charco de sangre. Sujetaba a Shagga por el brazo. Este tenía una profunda herida a la altura del hombro, pero no parecía correr peligro inmediato. Tajuru pulsó un par de botones en su móvil, tratando de contactar con la base. No tuvo tiempo suficiente. Aditu soltó el brazo de Shagga y se quedó inmóvil.

- Ha sido Lynch. Apareció, con su máscara, y nos disparó. Y Aditu… ella… - Shagga se puso en pie y les mostró a todos el punto donde le había alcanzado el disparo, enseñándoles la piel completamente cicatrizada.


Capítulo VI. Actualidad.

Regalia se detuvo junto a una ventana e indicó a los demás que esperaran. Se concentró durante unos segundos en el agua del otro lado del cristal, invocando imágenes que ningún otro podía ver. Sus compañeros aguardaron, impacientes. Finalmente, Regalia sonrió y se giró hacia ellos.

- Tenemos compañía – con un gesto teatral, giró la esquina y señaló hacia el hueco del pasillo que comenzaba allí. Ni siquiera comprobó quién se encontraba tras el giro, mirándoles con los ojos como platos. Los compañeros de Regalia se apiñaron a su alrededor, mirando al chico con curiosidad. ¿Cómo habría entrado allí? Pobre criatura.

- ¡¡Theon!! ¡¡¡Corre!!! – gritó Lann con todas sus fuerzas. No podía escapar.

Le contemplaron un momento, evaluándole. Luego, Absence se dirigió al grupo.

- Voy a por el otro – sin más, se desvaneció en el aire.


Theon escuchó el grito de su compañero. Acto seguido, disparos. Probablemente debería hacer caso a su amigo y escapar de allí lo más rápido que pudiera. Sería lo más sensato, y lo más prudente para todos. Pero no podría perdonárselo nunca. Había alguna posibilidad, por remota que fuera, de que ambos pudieran salir de allí. Tenía que intentarlo. Sujetó su arma con fuerza y corrió hacia el fondo del pasillo. Sus botas con gravatónicos le permitían girar con total equilibrio en las esquinas, y en apenas unos segundos pudo distinguir una figura al fondo. En el suelo, y muy quieta.

- No… - dijo para sí mismo. Miró a su alrededor.

Sin saber cómo, se encontró volando violentamente por los aires. Se golpeó contra la pared, quedando aturdido. Parpadeó, intentando enfocar la vista. Ante él vio su propia placa de policía, se le había caído. Pero tenía un brillo extraño, como si estuviera cargada de energía. Se acercó, y alargó la mano para cogerla justo cuando explotaba. “Les he fallado”, pensó Theon. Una silenciosa figura se esfumó en la oscuridad.


Absence lo observó todo desde una posición apartada. No tenía que esconderse, pues su ilusión de invisibilidad era tan perfecta que tan sólo podría delatarse por el sonido, o si alguien chocara directamente contra su cuerpo. Se acercó con cuidado hacia los restos de la explosión. Había visto con toda claridad cómo aquel Épico hacía explosionar la placa del aquel humano. Eran bastante comunes, los Épicos de energía, aunque cada uno parecía funcionar ligeramente diferente, pensó, comparándolo con Lightning.

Era preocupante. Los poderes de Regalia les habían avisado de que había intrusos en aquel edificio, en el que ellos habían instalado su base de operaciones. Desde allí dirigían la ciudad.

Y no había ningún problema en que un par de humanos curiosos se pasearan por allí. Se les podía matar en un abrir y cerrar de ojos. Pero otros Épicos… eso sí que era peligroso. Cogió con su mano un pequeño trozo de piedra que se había desprendido tras la explosión y lo miró con curiosidad.

- Te pillé – susurró una voz tras ella. Una figura le señaló con el dedo. Aunque incorpórea, había delatado su posición al sostener aquel estúpido pedrusco.

Asha cayó al suelo y sus huesos rebotaron a lo largo del pasillo.

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